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RAEE

¿Qué son los RAEE o desechos electrónicos?

RAEE es la sigla con la que se conoce a un nuevo tipo de desechos urbanos: los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos. También, se los suele denominar de manera informal como e-desechos o basura electrónica o en inglés como e-waste o por la sigla WEEE (Waste Electrical Electronic Equipment). La denominación RAEE incluye a todos los aparatos eléctricos y electrónicos que se acercan al final de su "vida útil" y pasan a ser residuos, considerando todos aquellos componentes y subconjuntos que forman parte del producto en el momento que se desecha. Muchos de estos productos se puede reutilizar, restaurar o reciclar.

Partiendo de la base de que cualquier equipo que necesita electricidad para trabajar es un equipo eléctrico o electrónico, es válido decir que cada producto eléctrico o electrónico consiste básicamente es una combinación de módulos, los cuales son similares para todos los equipos de estas características. Los módulos son los conjuntos de circuitos impresos, cables, alambres, plásticos, conductores flexibles, algún dispositivo que permita la visualización como los tubos de rayos catódicos o las pantallas de cristal líquido, además de los acumuladores, baterías, medios de almacenamiento de datos, algún elemento que genere luz, los resistores, sensores, conductores y capacitancias. Dentro de todos estos componentes los más problemáticos ,desde el punto de vista medioambiental, son aquellos que contienen metales pesados tales como Mercurio, Plomo, Cadmio, Cromo, sustancias halogenadas como CFCs ,PCBs, PVCs, algún retardador de llama o también Amianto y Arsénico.

Se estima que cerca del 75 por ciento de los aparatos electrónicos viejos se encuentra almacenado en casas y oficinas ocupando espacio (en armarios, cajones, cuartos enteros), incomodando y generando un despilfarro de recursos. Esto sucede, en parte, debido a la incertidumbre de no saber cómo manejar estos materiales.

Los RAEE se ordenan, desde el punto de vista de la producción, comercialización y consumo, en distintas "líneas" de aparatos: línea blanca, línea marrón y línea gris.

La línea blanca hace referencia a los electrodomésticos relacionados con el frío, el lavado, la cocción y el confort. La línea marrón comprende a los aparatos de consumo: televisión, radio, videos, etc. Mientras que la línea gris abarca a todos los equipos de informática y comunicación: computadoras, teléfonos, celulares, monitores, etc.

Diferentes denominaciones que reciben los RAEE :

Rezagos eléctricos.
Rezagos electrónicos.
Residuos electrónicos.
Residuos eléctricos.
Desechos electrónicos.
Desechos informáticos.
Desechos tecnológicos.
Basura electrónica.
Basura informática.
Basura digital.
Scrap electrónico.
Scrap informático.
Reciclaje electrónico/a.
Reciclaje informático.
E-desechos.
E-scrap.
E-waste.
WEEE (Waste Electrical Electronic Equipment).

¿Qué tienen?

Los elementos que encontramos en mayor cantidad son: Plomo, Estaño, Cobre, Silicio, Carbono, Hierro y Aluminio. En menor cantidad hallamos Cadmio y Mercurio y en pequeñas trazas Germanio, Galio, Bario, Níquel, Tantalio, Indio, Vanadio, Terbium, Berilio, Oro, Europio, Titanio, Rutenio, Cobalto, Paladio, Manganeso, Plata, Antimonio, Bismuto, Selenio, Itrio, Rodio, Platino, Arsénico, Litio, Boro y Americio. Todos estos elementos mal tratados pueden convertirse en potencialmente contaminantes y tóxicos.

¿En dónde y para qué se utilizan los elementos encontrados en la basura electrónica?

Plomo (Pb): en soldaduras, monitores CRT (Tubos de Rayos Catódicos) y baterías lead-acid.
Estaño (Sn): en soldaduras.
Cobre (Cu): en cables y en circuitos impresos.
Aluminio (Al): en las carcasas y como disipadores de calor.
Hierro (Fe): en acero y en carcasas.
Silicio (Si): en cristales, transistores y en tableros de circuitos impresos.
Níquel (Ni): en baterías recargables de níquel-cadmio.
Cadmio (Cd): en tableros de circuitos y semiconductores y en baterías recargables de níquel-cadmio.
Litio (Li): en baterías.
Zinc (Zn): en galvanoplastia de piezas de acero.
Oro (Au): para recubrir conectores.
Germanio (Ge): en los años 50´ y 60´ se lo encontraba en transistores electrónicos.
Mercurio (Hg): en interruptores, cubiertas y tubos fluorescentes.
Azufre (S): en baterías lead-acid.
Carbono (C): en acero, plásticos y resistores. En casi todo el equipo electrónico.
Arsénico (As): en los tubos de rayos catódicos más antiguos.
Antimonio (Sb): como tritóxido retardante de fuego.
Bromo (Br): en cubiertas policromadas retardantes de flamas, para cubiertas, cables y tableros de circuitos.
Selenio (Se): en los tableros de circuitos como rectificador de suministro de energía.
Cromo (Cr): en el acero como anticorrosivo.
Cobalto (Co): en el acero para estructura y magnetividad.

¿Es realmente peligrosa la basura electrónica? ¿Qué ocurre si no es tratada correctamente?

En sí, estos equipos correctamente tratados no representan una amenaza para el medio ambiente. En general, la mayoría de los materiales que contienen estos equipos son reutilizables y/o reciclables. Los problemas aparecen cuando no se toman las precauciones debidas. Dentro de los aparatos están confinados los posibles componentes tóxicos y sólo mediante una liberación química o física llegan a contaminar el ambiente.

La situación se soluciona con una correcta gestión: no deben ser arrojados con los residuos domiciliarios comunes y corresponde acercarlos a los lugares donde reciben el tratamiento adecuado. Sin embargo, estas acciones no se realizan con frecuencia. Se carece de una gestión adecuada de la basura electrónica y por este motivo se ven afectados el medio ambiente y nuestra salud.

La mayoría de los aparatos termina en rellenos sanitarios, siendo incinerados o arrojados a basurales a cielo abierto. Para gran cantidad de empresas es más simple y económico arrojarlos a la basura ordinaria o “donarlos”, en lugar de enviarlos para que sean tratados correctamente. Allí es donde comienzan los problemas, debido a que las sustancias tóxicas pueden llegar a afectar recursos como el suelo, el aire y el agua. Dependiendo de las condiciones, estas pueden ser lixiviadas a la tierra o liberadas a la atmósfera en procesos de mala incineración y sumado a esto, pueden producir y liberar furanos y dioxinas.

El impacto, en cualquier caso, recae en el medio ambiente y en las comunidades vecinas. Por lo general, las sustancias penetran en los mantos acuíferos de las zonas aledañas, contaminan los suelos y polucionan el aire de las ciudades. Incluso, si los productos permanecen almacenados en los hogares generan un efecto indirecto en el medio ambiente, por contener metales importantes que pueden ser reciclados. En consecuencia, se genera mayor contaminación por la necesidad de extraer grandes cantidades de estos metales.

¿Qué es el lixiviado?

El lixiviado es el líquido que se produce cuando el agua percola a través de cualquier material permeable. Puede contener tanto materia en suspensión como disuelta, generalmente se da en ambos casos. Este líquido es hallado frecuentemente asociado a rellenos sanitarios, en donde, como resultado de las lluvias, percolando a través de los desechos sólidos y reaccionando con los productos de descomposición, químicos y otros compuestos, se produce el lixiviado.

Si el relleno sanitario no tiene sistema de recogida de lixiviados, éstos pueden alcanzar las aguas subterráneas y causar, como resultado, problemas medioambientales y/o de salud. Típicamente, el lixiviado es anóxico, ácido , rico en ácidos orgánicos, iones sulfato y con altas concentraciones de iones metálicos comunes, especialmente hierro. El lixiviado tiene un olor bien característico, difícil de ser confundido y olvidado.

Los peligros de los lixiviados se deben a las altas concentraciones de contaminantes orgánicos y nitrógeno amoniacal. Los microorganismos patógenos y las sustancias tóxicas que pueden estar presentes son citados frecuentemente como los más importantes. Sin embargo, el contenido de microorganismos patógenos se reduce rápidamente en el tiempo en los rellenos sanitarios, aplicándose esto último al lixiviado fresco. Geológicamente, es el proceso de eliminación de los constituyentes solubles de una roca, sedimento, suelo o escombrera por las aguas de infiltración.

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